Sí tú eres feliz, yo también.

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Diego se fue a Brasil hace unos días, a un partido de la copa América. A raíz de eso recibí varios mensajes donde me preguntaban que cómo podía dejar que viajara solo, otros donde entre broma y broma me decían que Sí que confiaba en él, pero muchos otros donde me advertían y me decían que debía tener “mucho cuidado con las garotiñas” y así como esos mensajes, varias más. Varios mensajes de muchas mujeres que me contaban que jamás dejarían que su esposo viajara solo o que me felicitaban por la decisión que había tomado porque ellas no hubieran podido hacerlo. Pero yo me pregunto ¿Qué decisión tomé yo? Sí el que decide si quiere viajar a ver un partido que lo hace feliz es él, no yo; yo no decido sobre él, yo lo apoyo y lo acompaño en sus sueños y satisfacciones y también en sus tristezas. Yo confío en él, porque si no confío en él ¿Entonces para qué estamos juntos? Él me da tranquilidad, me da estabilidad, me da alegrías y también me ha dado tristezas y si hemos conversado sobre este viaje,  solo ha sido para ver si podemos organizarnos en cuanto al gasto, sobre los días que consideramos sería lo mejor que estuviera fuera y sobre qué tal la está pasando. 

Todas estas noches con Diego fuera de casa, de viaje en otro país con sus amigos, yo he dormida plácidamente y tranquila, sin preocuparme por nada, esperando cada una de sus historias para reírme un rato, ver lo bien que la está pasando y escribiéndole lo justo y necesario cuando necesitaba en algún momento hablar con él. Tengo que admitir que los años juntos (e imagino que la madurez que he ido ganando con los años) me han hecho cambiar un montón, porque muchos años atrás cuando él salía me levantaba como resorte en la madrugada y si aún no estaba en casa no paraba de escribirle y llamarlo MIL veces; pero hoy, eso es cosa del pasado. 

Él confía en mi plenamente y yo confío plenamente en él. Cada vez que salgo con amigas nunca me llama, nunca me cuestiona si llegué tarde o no a casa y a lo mucho se limita a pregunté qué hicimos y que tal la hemos pasado; y así, fluimos bien.

La noche que Perú le ganó a Chile en Brasil Diego me escribió por whatsaap y me puso: “ESTOY FELIZ” y créanme, yo fui más feliz aún. 

Léanlo bien chicas, si una persona quiere faltarte el respeto y serte infiel... No necesita viajar fuera del país solo, no necesita estar con sus amigos, no necesita salir a tomar un trago o salir por la noche, lo puede hacer EN CUALQUIER MOMENTO Y EN CUALQUIER LUGAR, donde menos y cuando menos te lo esperes; y si lo hizo, soy de las que cree que finalmente es quien falla, el que termina perdiendo más. Porque para mi una infidelidad es una falta de respeto no solo a la pareja si no también a la familia y particularmente en mi vida, yo quiero a alguien que me respete y que respete a sus hijos (porque finalmente una infidelidad termina muchas veces en una ruptura y son los hijos quienes sufren mucho más al no ver a sus padres juntos) y que respete todo lo que año a año construimos juntos. 

Sean felices, disfruten al máximo juntos y también no juntos, no han nacido pegados como siameses,  dense espacios, dense tiempo a solas, no llenen sus relaciones de celos intensos, de peleas sin sentido, finalmente quien quiere fallarte lo va a hacer y quien no, se quedará firme a tu lado, respetándote y amándote como lo merecen. 

Amar significa ser feliz y debemos ser aún más felices al ver a quienes más amamos disfrutando de la vida y viviendo un amor sano, sin intensidades, sin celos absorbentes, sin reclamos, sin peleas sin sentido que lo único que logran es desgastar la relación. 

Quien te ama de verdad, te va a respetar siempre. A ti y a toda tu familia. Un gran equipo se caracteriza por ir de la mano siempre, limpiamente y todos juntos. Trabajemos día a día en ser un gran equipo.

➡️ Pd: si subo este Post no es para que sea una indirecta para Diego (como un mensaje por ahí lo dice) en mi casa se habla directo y no necesito de estos post para dejar entre ver cosas que él y yo hablamos y podemos hablar sin problemas. Si subo este Post es para reflexionar entre todas, dialogar sobre el tema, pero sobretodo comprender que no hay nada mejor que vivir en una relación saludable. He aprendido con el tiempo que las cosas no se evitan siendo celosas, controladoras, desconfiando. Las cosas pueden pasar y solo hay que tener claro que lo mejor es vivir el día a día en paz, sabiendo siempre que estamos haciendo todo bien.

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