Depresión Post Parto
20:50
Al menos una vez por semana, recibo mensajes de mujeres que se toparon con mis posts referentes a la Depresión Post Parto y me escriben porque se sienten súper mal; yo las escucho, conversamos, les cuento sin pelos en la lengua todo lo que sentía y dejé de sentir; y creo, que luego de esas extensas charlas, ayudo con mi granito de arena a que se sientan si quiera un poquito mejor; y es por eso que hoy, escribo este post, mucho más directo, con todo lo que también les he contado directamente a ellas y contándoles aún más claramente todo.
Como muchas saben, cuando Antonia nació me diagnosticaron depresión Post Parto y las personas que me han escrito (porque se han sentido identificadas con mis posts) siempre empiezan diciéndome cosas como estas: “Sé que tuviste depresión post parto, pero no sé si yo la tenga, creo que sí, porque me siento muy mal”. Así que en este post les quiero contar qué sentía, cómo lo identifiqué y cómo lo superé; pero antes, me parece importante contarles que Antonia era una bebé súper esperada en casa y que yo, al igual que muchas de ustedes que hoy se sienten muy mal, estaba segura de que Anto llegaría a mi vida y todo sería maravilloso.
Pero bueno, empecemos:
¿QUÉ SENTÍA?
Me sentía MORIR. El primer día en la clínica fue maravilloso, estaba feliz, súper emocionada y entusiasmada, pero no sé qué pasó el segundo día, que al irse todos del cuarto yo solo me puse a llorar sin entender porqué lo hacía; pero bueno, fue algo rápido, terminé de llorar y ya me sentí mejor.
La cosa se puso densa al llegar a casa. Recuerdo que eran mis primeros minutos ahí y me senté a darle de lactar a Anto y mientras lo hacía, solo quería que todos se fueran de mi casa, había mucha bulla y sentía que eso me enfermaba (estaba casi toda mi familia y la de Diego ahí) y empezaron nuevamente los llantos; pero esta vez, para no irse por un buen tiempo.
Sentía pena, una pena horrible que no comprendía ¿Cómo podía sentir pena si yo deseaba tanto todo esto? ¿Porqué ya no me sentía feliz? Ni yo lo sabía.
Sentía angustia, una angustia terrible, una sensación de vacío en el estómago que no me dejaba dormir, me sentía agotada, necesita dormir unas horas, pero cada vez que trataba de hacerlo la sensación se incrementaba y eso no me permitía cerrar los ojos y poder descansar.
Tenía MIEDO. Un miedo ESPANTOSO, quería tener en casa a una enfermera de la clínica, sentía que tan solo eso me permitiría sentirme en paz, necesitaba tener en casa a alguien que supiera todo y que me de la tranquilidad de saber que mi hija estaría bien. Tenía miedo de que no respire, de que se muriera, de que algo la pasara, pero era un miedo en sobre exceso.
Me volví matemática, cada vez que pensaba en algo solo comenzaba a multiplicar y a contar las horas que pasaría sin dormir, dando de lactar, atendiendo a mi hija, etc, etc ¡Era increíble! Porque yo soy pésima con los números pero me volví toda una experta.
No paraba de llorar desconsoladamente, no quería que Diego se moviera de mi costado, me sentía más segura cuando mi mamá o abuela estaban en la casa, pero aún así los llantos desconsolados no se iban.
Perdí el apetito, comía y no le sentía ni sabor a la comida.
Miraba a mi hija echada al lado mío y no sentía muchas de las cosas que me dijeron que iba a sentir: que la amaría sin cesar, que la explosión de amor iba a ser alucinante. A mí, no me pasaba eso, la veía ahí y claro que la quería, la cuidaba, la atendía, pero no comprendía porque no la amaba con LOCURA, comenzaba a arrepentirme de haber tomado la decisión de ser mamá, pensaba que quizás no había sido lo mejor, que no era el momento adecuado, pensaba en todo lo que mi vida cambiaría y pensar en todo eso y no estar tan feliz como lo imaginaba, me hacía llorar aún peor.
Le tenía TERROR a la noche, que llegara la noche era lo peor para mi. Sentía que no podía con eso, que en la noche todo se volvía más peligroso porque yo me podía dormir y en ese momento le podía pasar algo a Antonia y de hecho durante todo el tiempo que me la pasé así no quise atenderla entre la 1 y 6 am. aprox. porque sentía que no podía y que necesitaba alguien con experiencia vigilándola y atendiéndola durante esas horas.
No quería estar sola. Diego iba a viajar en unos días fuera de Lima y no volvería hasta diciembre (era octubre) y yo solo tenía PAVOR.
Mis baños eran terribles, solo lloraba y lloraba bajo el agua de la ducha y me sentía MORIR. Además muchas veces no podía respirar bien.
Todo esto lo viví alrededor de 20 días y poco a poco iba dejando de la lado alguna de las cosas mencionadas líneas arriba hasta que me fui sintiendo mucho mejor.
¿CÓMO LO IDENTIFIQUÉ?
Porque todo lo que sentía no paraba; al contrario, iba en aumento. De hecho hubo un día en que miré la ventana de mi cuarto y pensé: “Me he vuelto loca” ¿Y si me tiro? Pero luego, así como las películas en las que tienes un diablillo a un lado y un angelito al otro, una voz me decía: “¡Estás loca! ¿Qué haces pensando eso? ¡Por Dios! ¿Qué te pasa? ¡Tienes que estar bien! ... y ese día, me di cuenta que necesitaba poner más aún de mi parte, así que me metí a la ducha para cambiarme y salir a dar una vuelta, pero mi llanto fue aún peor, terminé hecha “Huevito” sentada en la tina y bajo el agua llorando sin cesar, aún así, puse de mi parte, salí de la ducha, entre a mi closet y ahí me sentí muy mal, sentía que no podía respirar más que otros días y que me faltaba horrible el aire, tanto así que hasta pensé que me daría algo en ese momento; así que salí donde estaba Diego, mi mamá y mis abuelos (qué iban todos los días a verme porque estaban súper preocupados por toda esta situación) y les pedí llevarme a la clínica porque no respirada.
Al llegar a la clínica, me seguía sintiendo igual, pero me revisaron y NO TENÍA NADA, lo que tenia era un ataque de pánico y una Depresión Post Parto bastante fuerte y ya confirmada por mi doctor. Él me mandó pastillas para dormir, porque ya llevaba más de 7 días sin sí quiera pestañear y me indicó que mayormente todo esto duraba alrededor de 12 días, pero que sí pasaba ese tiempo y no me sentía mejor, era momento de buscar ayuda profesional y así lo hice.
¿CÓMO LO SUPERÉ?
Acudiendo un psicólogo que me enseñó a poder sobrellevar todo esto, a tener seguridad en mi misma y a trabajar juntas para que pueda estar bien ¡NECESITABA y QUERÍA estarlo para mi hija!
Confiando mucho en mi familia y contándoles siempre cómo me sentía, el apoyo familiar y saber que no estás sola en estos momento, juega una parte muy importante en la recuperación.
Como parte de mis miedos era que a Antonia le pasara algo grave y sentía que tenía la necesidad de tener en casa a alguien que me ayudara y tuviera muchísima experiencia, Diego, yo y toda mi familia hicimos un esfuerzo bastante grande y contratamos por dos meses a una niñera especialista en recién nacidos, saber que había alguien en casa que sabría qué hacer si algo malo le pasará a mi hija me daba mucha tranquilidad. Hoy en día, me doy cuenta que en verdad no era necesario, que incluso muchos no tienen esa posibilidad e igual salen adelante, pero mis miedos me hicieron creer que lo necesitaba, y como mi familia solo quería verme bien (y yo creía que con eso pasarían mis angustias) accedieron para que yo me sintiera más segura. Hubiese querido en ese momento un pediatra o enfermera las 24 horas del día a mi costado, pero eso ya era imposible.
Como otro de mis miedos era que Diego se iría pronto y me quedaría sin su apoyo, el doctor que me atendió en emergencia le sugirió retrasar su vuelo y así fue, entonces el saber que estaría más días con nosotras nos ayudó también.
Cuando Diego se fue, me mude, me fui con todas las cosas de Antonia y mi ropa a la casa de mi abuela, yo le tenía TERROR a estar sola y qué mejor que irme donde ella cuando encima mi mamá vive a unas cuadras y estaría siempre acompañada. Mi familia estaba conmigo siempre.
Recuerdo que uno de los días más triste de mi vida fue cuando comencé a tomar las pastillas para dormir que me mandó el doctor; y por lo tanto, todo esos días tuve que sacarme la leche y botarla toda; la veía pasar por el caño y lloraba ¡Mi leche! La que tanto bien sabía que le haría a mi hija 😭 ...pero bueno, era lo que me tocó y lo que necesitaba en ese momento para estar bien para ella. Yo le di de lactar a Antonia muy poco, pero siempre me extraía la leche para dársela en biberón y así pueda recibir la mayor cantidad posible de mi propia leche y solo pude hacerlo durante mes y medio y mezclado con fórmula, ya que poco a poco comencé a quedarme sin leche y además, nunca pude tener reservas para las madrugadas en que las pastillas me tumbaban porque no me salía tanta leche, así que la fórmula se volvió mi gran apoyo.
Pero bueno, con el tiempo, todo pasó, me atrevería a decir (si mi memoria no falla) que a los 20 días me comencé a sentir bastante mejor, creo que también era porque ya dormía debido a las pastillas, estaba en casa de mi abuela y encima tenia la ayuda que tanto creía necesitar. Siendo sincera, al inicio me costó un poco no avergonzarme de todo esto, pero hoy en día les confiezo que ya no me avergüenza en lo absoluto, ni me siento menos mamá que otras; obviamente, hubiese querido que todo fuera como lo imaginé, sin ayuda, en mi casa, full teta, siendo una mamá súper ranger, que amó a su hija locamente desde que nació, pero bueno, no fue así y así fue como me tocó.
Volviendo al tema, trabajé mucho en estar mejor y casi 3 meses después del nacimiento de mi hija, sentí todo lo que ansiaba sentir ¿Me demoré? sí, pero recuerdo que cuando por fin pude dejar atrás mis miedos, me sentí mejor y pude tener nuestra primera madrugada solos... ¡Y lo hice muy bien! la conexión fue MÁGICA, EN AUTOMÁTICO E INCREÍBLE y desde ese día Anto y yo somos una y sigo aprendiendo día a día con ella.
¿Te estás sintiendo igual? Te mando muchos ánimos y mucha fuerza. Todo pasa, pero depende mucho de ti no dejarte vencer y trabajar en que todo empiece a estar mejor. Si tienes a tu familia cerca, apóyate mucho en ellos, pídeles que vean a tu hijo/a aunque sea una noche completa para que puedas descansar, confía en ellos, a veces el no dormir nos juega también en contra, verás que cuando lo hagas, te sentirás un poco mejor. Acude a un especialista, pero sobre todo sácate de la cabeza que eres una mala mamá, porque nadie nace sabiendo, a unas les irá mejor desde el principio y a otras no y lo único importante, léeme bien, es estar BIEN, para que tu hijo/a también lo esté.
¡Ánimos! ¡Muchos ánimos! no eres la única pasando por todo esto... y créeme ¡Todo pasa! 😘
AQUÍ ALGUNAS FOTOS EN CASA DE MI ABUELA, CON ANTONIA DE UN MES Y SINTIÉNDOME CADA VEZ MEJOR. |
ANTO Y YO A SUS 4 MESES ♥️ |
Puedes leer los otros dos posts que escribí sobre este mismo tema aquí:
POST 1: LA VERDAD DETRÁS DE UNA FOTO. http://www.elbauldeantonia.com/2016/03/la-verdad-detras-de-una-foto.html?m=1
POST 2: PARA CLAUDIA http://www.elbauldeantonia.com/2016/05/para-claudia.html?m=1
Y también les dejo este Post que considero puede ser también de mucha ayuda ☺️
POST 3: PARA TI, QUE ACABAS DE SER MAMÁ http://www.elbauldeantonia.com/2017/02/para-ti-que-acabas-de-ser-mama.html?m=1
Y recuérdenlo, por nuestros hijos lo podemos TODO.
Aprovecho este Post para agradecerle a toda mi familia por su apoyo, a mi mamá, a mis abuelos, a mi esposo, a la persona que me ayudó con Antonia cuando yo aún no podía con todo esto, a mis amigas que estuvieron siempre pendientes de mi y aunque nunca se los dije, con cada una de sus visitas y mensajes me ayudan a seguir tratando de salir adelante y a la psicóloga que pacientemente me escuchaba y me limpiaba las lágrimas todas las semanas. Ser mamá es difícil, bastante difícil, pero créeme, lo estamos haciendo bien ♥️.
Me faltan fotos de muchos de ellos, pero cada uno sabe bien quienes me ayudaron mucho con sus lindos mensajes y visitas ♥️.
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